La levedad del ser

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lunes, 21 de diciembre de 2015

“VERBICIDIO: LOS MAYORDOMOS DE LA GUERRA Y SU LENGUAJE” (O COMO RESISTIRSE AL LENGUAJE POLÍTICO DEL ODIO Y LA ESTUPIDEZ, por Mourid Barghouti)

Posteado por: BOX8 | 15 septiembre 2008

“VERBICIDIO: LOS MAYORDOMOS DE LA GUERRA Y SU LENGUAJE” (O COMO RESISTIRSE AL LENGUAJE POLÍTICO DEL ODIO Y LA ESTUPIDEZ, por Mourid Barghouti)

Ramala
Ramala
(…) La lucha por el lenguaje se convierte en la lucha por la tierra. Cuando Palestina desaparece como palabra, desaparece como estado, como país y como patria. El mismo nombre de Palestina tenía que desaparecer. La ocupación pretendía que fuera olvidado, que se extinguiera, que muriera. Los líderes israelíes, poniendo en práctica su convicción de que toda la tierra de Palestina les pertenece, harían realidad un mito y darían a mi país incluso otro nombre bíblico: Judea y Samaria, y darían a nuestros pueblos y ciudades nombres hebreos (…) Con una simple palabra redefinen una nación entera y eliminan la historia. La ocupación israelí impone una doble, triple, infinita redefinición del palestino. Le denominan militante, fuera de la ley, criminal, terrorista, irrelevante, cáncer, cucaracha, serpiente, virus – la lista es interminable (…) Sé el que da las definiciones. ¡Define! ¡Clasifica! ¡Demoniza! ¡Desinforma! ¡Simplifica! ¡Pon etiquetas! Y después envíales los tanques.
¿Puede el verbicidio conducir al genocidio? La simplificación exagerada ha sido siempre un factor en el fracaso de la poesía y la prosa – de hecho, de cualquier discurso – pero cuando es la característica dominante del lenguaje político, concluye en fanatismo y fundamentalismo. Unida a la invencible superioridad y a un aura de santidad, la simplificación podría ser, como la historia nos enseña, una receta para el fascismo. Por esa razón, la retórica del ellos/nosotros y del o con nosotros o con el demonio, no es simplemente jerga irresponsable sino un acto de guerra.
(…) ¿Y qué sucede con la escritura y los escritores en estos tiempos? ¿Qué puedo hacer con mi poesía y mi propio idioma aquí y ahora, en mi parte del mundo? ¿Qué le sucede a quien es poeta en una sociedad en cataclismo, donde la gente vive en un estado de emergencia semi-eterno y cuya vida se ve desestabilizada y expuesta al horror cotidiano y a un sufrimiento infinito? Durante décadas Palestina se ha visto empujada al límite de la historia, al límite de la esperanza y al límite de la desesperación, presente y ausente, alcanzable e inalcanzable, temerosa y asustada, y rasgada en zonas A, B, C etc. Esta Palestina es mi identidad, mi memoria impuesta y mi impuesto olvido. Mi agenda telefónica está casi llena de números de teléfono de amigos ausentes y vecinos y parientes a los que nunca más podré llamar. Pero por razones no demasiado claras para mi corazón, no borraré sus nombres y números de mi agenda (…)
En tiempos de crisis la gente aprende gradualmente a aceptar lo relativo y lo imperfecto. En una cárcel o en un campo de detención los prisioneros sueñan con pequeños milagros como darse un baño, afeitarse, una carta, una visita o un bolígrafo; en la mesa de operaciones el paciente sueña con un poco de agua tras despertar de la anestesia; el paralítico sueña con el más ligero movimiento y los que se ahogan buscan una rama. ¿Es ésta una época de sueños pequeños? Como palestino, con una historia y una geografía negadas, con una voluntad y una patria ocupadas, entiendo por qué los oprimidos, en general, no elevan eternamente sus miradas sino que excavan profundamente en la tierra en busca de raíces vivas, potenciales arbustos y árboles. ¿No resumió Martín Luther King las aspiraciones de sucesivas generaciones de poetas afroamericanos con su sencilla visión de chicos blancos y negros subiéndose al mismo autobús escolar? ¿No pagó con su vida por ese sueño tan terreno? Los sueños se vuelven más trágicos y peligrosos cuando son simples. Muchos de mis poemas se basan en soñar cosas pequeñas, cosas diminutas que pueden parecer insignificantes. Hubo momentos en que la imaginación poética trabajaba para escapar de la realidad. Yo mantengo que la imaginación poética trabaja ahora para enfrentarse a ella.
A través de la imaginación poética construyo mi propia percepción de la experiencia vivida; una nueva versión de la realidad, diferente de la original. El lenguaje es un elemento compartido por el mundo del mercado y el de la poesía. El dispar lenguaje de la poesía es nuestra sugerencia de un lenguaje diferente para este mundo. Es nuestro intento de restaurar a cada una de las palabras su especificidad, resistir el proceso de vulgarización colectiva y establecer nuevas relaciones entre las palabras para crear una percepción fresca de las cosas. La poesía da un paso fuera de la orquesta para ejecutar un solo con el único instrumento del lenguaje. Por eso la imaginación se convierte en el acto de resistencia por excelencia. Es una declaración de motín a bordo del barco de este mundo cuyo curso nunca se nos ha permitido dirigir (…)
Estamos siendo testigos ahora de lo que puede ser denominado un lenguaje internacional del apartheid; un lenguaje que pone etiquetas y define, y divide valores y virtudes, y segrega naciones en las categorías de buenas y malignas. El terrorismo individual y el terrorismo de estado, el fundamentalismo y el fanatismo prevalecen a ambos lados de esta división. El lenguaje, intenciones y actos de los terroristas y los predicadores de la globalización, los neoimperialistas y los diseñadores de guerras por igual están poniendo en peligro la vida humana y haciendo de nuestro planeta un lugar menos seguro. Sin embargo, la poesía continúa siendo un arma sorprendente en nuestras manos para resistir el oscurantismo y el silencio. Y ya que no podemos lavar las contaminadas palabras del odio de la misma manera que lavamos los platos grasientos con jabón y agua caliente, nosotros y nosotras, los y las poetas del mundo, continuamos escribiendo nuestros poemas para restaurar el respeto al significado y dar sentido a nuestra existencia.”
(Mourid Barghouti, texto publicado en Autodafe, nº 3, 2003, trad. Mª Soledad Sánchez Gómez)

Mourid Barghouti, poeta palestino

TAMBIÉN ESTÁ BIEN
También está bien morir en nuestra cama
sobre una almohada limpia
y entre amigos.

Está bien morir, una vez,
con las manos cruzadas sobre el pecho
vacíos y pálidos
sin arañazos, sin cadenas, sin banderas,
y sin pedir nada.

Está bien tener una muerte sin polvo,
sin agujeros en la camisa,
sin marcas en las costillas.

Está bien morir
con una almohada blanca, no la acera, bajo las mejillas,
las manos descansando en las de los que amamos
rodeados de médicos y enfermeras desesperados,
sin nada pendiente salvo una elegante despedida,
sin prestar atención a la historia,
dejando el mundo tal como es,
esperando que, algún día, algún otro
lo cambie.

            
INTERPRETACIONES
Un poeta está sentado en un café, escribiendo:
la anciana
cree que está escribiendo una carta a su madre,
la joven
cree que está escribiendo una carta a su novia,
el niño
cree que está dibujando,
el hombre de negocios
cree que está meditando una transacción,
el turista cree que está escribiendo una postal,
el empleado
cree que está calculando sus deudas,
el policía secreta
camina lentamente, hacia él.
(Mourid Barghouti, A Small Sun, 2003, trad. Mª Soledad Sánchez Gómez)
Mourid Barghouti
Mourid Barghouti

jueves, 3 de diciembre de 2015

LOS ESCRITORES

“La literatura debe constituir un medio para enfrentarse a la tristeza de la realidad, a nuestros miedos y al silencio. Debe intentar pronunciar palabras, porque tenemos miedo a lo desconocido y a lo innombrable. (…) Nombrar es conocer; por lo tanto los escritores nos ayudan a dominar nuestros miedos. Personalmente, prefiero la dominación de las narraciones a la dominación de la ciencia, de la filosofía o de la religión. En el filósofo, el erudito o el cura, hay siempre una especie de autoridad que no se encuentra en el escritor.”
ALESSANDRO BARICCO en Magazine littéraire, 1998.
FAUSTINE MOREL

sábado, 28 de noviembre de 2015

"La cultura es la capacidad crítica de no creerse el centro del mundo" Entrevista al escritor italiano Claudio Magris,


"La cultura es la capacidad crítica de no creerse el centro del mundo"

Entrevista al escritor italiano Claudio Magris, galardonado con el Premio de Literatura en Lenguas Romances de la FIL

Ahora que la unidad europea ya no está de moda, que las ideas tienen que caber en 140 caracteres y que todo el mundo dispone –o cree disponer— de información en directo sobre cualquier rincón del planeta, no está de más detenerse en un café de Trieste y charlar un rato con el escritor que descubrió el corazón de Europa antes de que cayera el muro que lo mantenía oculto. Si además resulta que Claudio Magris, que nació aquí hace 75 años, viaja a México para inaugurar el sábado la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y recoger el Premio de Literatura en Lenguas Romances, la excusa es perfecta para hablar un poco de esto y un poco de aquello. Es lo que sigue haciendo cada tarde, ya sea en el café San Marco o en el Tommaseo, el autor de El Danubio y de Microcosmos y de infinidad de artículos periodísticos en los que deja constancia de su erudición y de su libertad. La editorial Sexto Piso publica ahora en español El Conde y otros relatos y Anagrama La literatura es mi venganza junto a Mario Vargas Llosa.
“Para mí escribir sin libertad”, dice sin darse importancia, “sería como ponerme un esmoquin o vestirme como un joven. No me sentiría a gusto. Y hay que seguir la naturaleza de uno mismo. Siempre he pensado que uno de los más grandes sacrificios de un cura no es tanto la castidad, sino el deber de limitarse, de no poder decir lo que en realidad piensa. Y yo, si no puedo decir lo que pienso, me siento fatal”.
Una naturaleza, la de intelectual libre, la de patriota europeo –“cuánto me gustaría poder votar algún día a un jefe de Gobierno que se llamase Smith, López o Rossi”--, que Claudio Magris jamás ha utilizado para avasallar: “Para mí, la cultura, ya sea de una persona o de un pueblo, es su capacidad de razonar. Yo puedo ser culto en literatura alemana pero ignorante como una cabra en tantas otras cosas. La cultura es la capacidad crítica de juzgar y de juzgarse, de no creerse el centro del mundo, de conseguir relacionarse”. Una actitud que el escritor de Trieste –no solo porque haya nacido aquí, sino porque es también el padre de la Trieste literaria— vincula con la educación: “Hace falta una educación que se enseñe sin querer enseñar. Mis padres nunca me dijeron que no debía ser racista como tampoco que no se comía en el cuarto de baño, pero el modo de comportarse en casa hacía impensable una cosa o la otra. Y también aprendí en la escuela otra cosa fundamental. A reír con las cosas que amaba y respetaba, y a amar las cosas que me hacen reír”.
Tal vez por eso, tantos años después, Magris, sentado en su café de Trieste, sigue apoyado en una sonrisa que solo se le desdibuja cuando recuerda una época sombría: “Hubo un momento en que estuve perdido. Fue por aquellos años en que fui senador y Marisa [su esposa, la escritora Marisa Madieri (Fiume, 1938-Trieste,1996)] se estaba muriendo… Ahora soy mucho menos feliz que antes, pero mucho más sólido. Tal vez porque ya no vivo como protagonista de mi vida, soy menos ansioso, busco vivir lo mejor que puedo, pero ya como un actor secundario de mi propia vida”. A la pregunta de si se siente satisfecho, responde: “Quizá ahora estoy más libre de mí mismo, más sólido, más tranquilo, menos egocéntrico”.
Lo que a Magris, afortunadamente, jamás le ha abandonado es el deseo de escribir: “A veces uno escribe para defender algo, o para combatir, o para protestar. Se puede escribir por fidelidad, o por un patético intento de parar el tiempo, de construir una pequeña arca de Noé. Otras veces para distraerse, otras por miedo, otras para poner orden, otras para poner desorden. Son tantas las razones… Pero en general siempre he estado fascinado por las cosas verdaderas, por aquello que sucede. En esto he permanecido muy fiel a como era de niño. Cuando tenía nueve años leía la enciclopedia y copiaba y después escribía alguna fábula. Pero partía siempre de la realidad. Y todavía hoy sigo creyendo que la realidad, la vida misma, es más original que lo que invento yo. Como decía Mark Twain, “la verdad es más extraña que la ficción”.
Una realidad, como la de internet o las redes sociales, que observa entre curioso y desconcertado: “Yo lo utilizo algunas veces, pero hay tal cúmulo de información, tan variada… Hoy se puede saber al instante lo que sucede en Australia, pero no sabes realmente nada de lo que está pasando en Afganistan, quién gobierna en realidad, cómo son las relaciones… Si yo le doy un teléfono lo puede recordar, pero si le doy 80… Me llama la atención que un joven de 20 años, despierto, inteligente, sepa tantas cosas pero no haya oído nunca hablar de Stalin. Además, no estoy dispuesto a perder un segundo de mi vida en saber que un señor ayer comió spaghetti. Repito que hay increíbles ventajas técnicas, pero…”.
Sentado en el café Tommaseo –esta tarde ha evitado su mítico café San Marcos porque una manifestación bloqueaba las calles adyacentes--, Magris se lamenta de la situación de Europa, ya no oculta por el telón que él traspasó con El Danubio, pero sí acosada por “populismos, micronacionalismos y esa elefantiasis burocrática” que desperdicia los mejores recursos. De camino ya a Guadalajara, el flamante premio FIL reconoce: “Hasta para un patriota europeo como yo es difícil entusiasmarse con Europa. Es una pena ver cómo se desperdicia tanta riqueza humana, tanto potencial econónomico, cultural… Pero sigo sintiéndome europeo”.

jueves, 29 de octubre de 2015

DOCTOR ZHIVAGO. NOVELA DE BORIS PASTERNAK






Doctor Zhivago es una novela de Borís Pasternak, publicada en 1957. Al año siguiente, su autor habría recibido el Premio Nobel de Literatura; sin embargo, lo rechazó.La palabra zhivago tiene la misma raíz que la palabra rusa que significa "vida", precisamente uno de los temas más importantes del libro.Más profundamente, la novela muestra el sufrimiento de un hombre cuando la vida que siempre ha conocido es transformada por fuerzas que están más allá de su control.El libro fue adaptado al cine en 1965, en una película dirigida por David Lean (Omar Sharif y Julie Christie en su papeles de Yuri Zhivago y Lara Antípova. ). También ha sido adaptado varias veces para televisión.
DE WIKIPEDIA, LA ENCICLOPEDIA LIBRE



Escrito porBorís Pasternak

jueves, 22 de octubre de 2015

Ernest Hemingway, Premio Nobel 1954, un resumen de su vida y obra

Uno de los escritores estadounidenses más destacados del siglo XX


Ernest Hemingway (en inglés), el Premio nobel de literatura 1954, vivió y murió al estilo de sus obras: con una violencia y un ansia por aventuras y emociones desbordantes. Polémico pero a la vez respetado, tanto la temática de sus novelas como su estilo directo y claro han marcado un antes y un después en la literatura contemporánea de los Estados Unidos. A continuación presentamos un resumen biográfico y de los principales escritos de uno de los representantes de la llamada generación perdida.

Breve biografía de Ernest Hemingway

Nacido en un pueblo próspero muy cercano a Chicago en 1899, de padre médico y madre música, la aventura de Ernest Hemingway comenzó a sus 19 años, cuando participó voluntariamente como chofer de ambulancias durante la Primera Guerra Mundial. Allí fue herido gravemente por primera vez.

Luego de regresar a casa y trabajar unos meses como periodista, viaja a París, donde vive -casi ininterrumpidamente- durante 7 años, hasta 1928 y se integra al círculo de intelectuales estadounidenses conocido como "La generación perdida" que incluye a figuras como Ezra Pound, Jhon Steinbeck y William Faulkner Comienza en estos años también su conocida vinculación con España.

En los años 30 Ernest Hemingway vive la mayor parte del tiempo en Cayo Hueso, Florida, realizando constantes travesías por el Caribe e, incluso, viaja a África. En 1937 se traslada a España para cubrir la Guerra Civil. En 1939 escogió a Cuba como residencia de invierno y entre 1944 y 1945 cubrió como corresponsal la Segunda Guerra Mundial, recibiendo una estrella de bronce por su valentía.

En 1954 Ernest Hemingway sufre dos accidentes de aviación graves en África; mientras convalecía, recibió la noticia de haber sido galardonado con el Premio nobel de literatura. Un año antes había ganado el Premio Pulitzer por su famosa novela El viejo y el mar.

Durante los últimos años de su vida, su salud física se deterioró considerablemente, lo que le generó además una profunda depresión.

Fue tratado varias veces con electrochoques en la prestigiosa Clínica Mayo. La imposibilidad de superar estas dolencias y mejorar su ánimo le llevaron al suicidio, el 2 de julio de 1961, en su cabaña de Ketchum, Idaho.

Ernest Hemingway estuvo casado cuatro veces y tuvo 3 hijos. Tanto su padre, como dos de sus hermanos y una nieta (la conocida actriz y modelo Margaux Hemingway) también cometieron suicidio.

La obra de Ernest Hemingway

Hemingway escribió en total 10 novelas, de las cuales 3 fueron publicadas en forma póstuma, y 9 libros de ensayos y memorias, además de numerosos cuentos y poemas. Entre ellas cabe destacar:

-Fiesta (The sun also rises), su primer gran éxito editorial, que recoge el ambiente y experiencias del grupo de intelectuales estadounidenses conocido como “la generación perdida”, en París del periodo de entreguerras. La novela transcurre entre Francia y España.

-Por quien doblan las campanas. Considerada una de las más importantes, narra un episodio de la guerra civil española, concretamente las vivencias de un voluntario estadounidense y un grupo de guerrilleros republicanos y su lucha en las montañas. El título es tomado de un poema de 1624 de John Donne (“...La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca preguntes por quién doblan las campanas: doblan por ti.”)

-El Viejo y el mar. Sin duda la obra más conocida y leída de Ernest Hemingway, cuenta la historia de Santiago, un viejo pescador caído en desgracia, en una jornada en la que, pescando él solo, captura un pez enorme, y enfrenta enormes dificultades  para llevarlo a tierra. El viejo y el mar recibió el Premio Pulitzer en 1953. 

-París era una fiesta (A moveable feast). un relato totalmente autobiográfico en las que describe sus experiencias como un joven intelectual en París de los años veinte, y sus relaciones con los otros escritores de la generación perdida.

El estilo y la temática en las obras de Ernest Hemingway

Si algo caracteriza a Ernest Hemingway como cuentista y novelista es su capacidad de escribir en un lenguaje sobrio y algunas veces lacónico. Su estilo minimalista, alejado de la pomposidad o el uso excesivo de figuras literarias, más propio de los escritores del siglo XIX, representa un cambio revolucionario. Este estilo influyó decisivamente en los autores de la generación siguiente.

Esta característica no deja, sin embargo, de contar con críticos. William Faulkner, por ejemplo, llegó a decir de Hemingway que "no había llegado a utilizar jamás una palabra que obligase al lector a acudir a un diccionario" (en inglés). También se le “acusa” de eliminar la descripción de las emociones en sus relatos, cuando la verdad es que buscó expresarlos a través de la realidad misma, es decir, que surgieran en la imaginación del lector a través del relato de los hechos, y no de una narración directa.

Aunado a este estilo particular, es la temática de las obras de Ernest Hemingway la que lo ha acercado tanto a sus lectores, y el hecho de que hablara de sus propias experiencias. Así, la guerra (presenció y sufrió directamente tres de ellas), el amor (estuvo casado cuatro veces, sin contar diversos romances), la naturaleza (vivía largas temporadas en el campo, practicando la pesca y la caza) o la pérdida son temas recurrentes, que trata con pasión y fuerza.

lunes, 19 de octubre de 2015

EN PORTADA / ENTREVISTA Joyce Carol Oates: “En el surrealismo la gente es real”

EN PORTADA / ENTREVISTA

Joyce Carol Oates: “En el surrealismo la gente es real”

La gran autora norteamericana desciende al territorio del miedo en su nuevo libro

Oates planea cada obra con detalle porque lo suyo, afirma, “es un trabajo de arte”

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Oates posa en los jardines de la Universidad de Princeton, donde aún imparte clase /FERNANDO SANCHO
Es una mujer tan seria que cuando sugerimos que sonría para la foto responde, quién sabe si irónica o sorprendida: “Yo creía que ya estaba sonriendo”. Joyce Carol Oates está posando en los jardines de la Universidad de Princeton, donde recibe a Babelia y donde, a sus 77 años, sigue dando clases incansablemente a los alumnos de primer curso. La gran autora americana del último medio siglo se muestra correcta y contenida a lo largo de toda la entrevista, sin amago de querer demostrar nada que no haya demostrado ya en sus libros, pero hay un momento en el que sus ojos se iluminan y una chispa sonriente se abre paso en las comisuras de sus labios: es cuando habla de su procedimiento, de cómo busca el tono apropiado, de cómo elige momentos, de cómo colecciona nombres de personas, de pueblos, de valles o lagos en listas que irá usando conforme se ajusten a la poética interior de un libro.
Porque el trabajo de la literatura, dice verdaderamente emocionada, “es un trabajo de arte que tiene cualidades musicales”.
Oates (Lockport, Nueva York, 1938) sabe hacer novelas gigantes de sentimientos pequeños, convierte en mármol los guijarros que ha encontrado en el camino y logra belleza de la monstruosidad. Ha escrito sobre grandes mitos americanos como Marilyn Monroe, Myke Tysson o los Kennedy, o sobre gente corriente; sobre guerras interiores y las de verdad; sobre sagas familiares, violencia, incesto o sobre su propia viudez después de 48 años de matrimonio. Pero esta vez ha elegido el miedo, los amores desgastados y la tensión entre personajes que se aman, odian, o se necesitan para construir Mágico, sombrío, impenetrable (Alfaguara), un vigoroso conjunto de relatos con los que Oates descose y recose las almas azotadas de la gente. Una y otra vez.
Y pobre de quien se cruce en su camino. Leyéndola, uno se da cuenta de que a su lado puedes ser víctima de una auténtica vivisección. Lo suyo es una autopsia literaria en vida.
A mis alumnos les enseño a ser críticos con su escritura. Escribir requiere una facultad crítica”
PREGUNTA.Este libro parece versar sobre el miedo. Miedo a perder el amor, a envejecer, a la muerte, a la enfermedad. ¿Es lo que quería?
RESPUESTA. Es un libro de historias ligadas por una relación repentina de camaradería entre dos personas conectadas. ‘Sexo con una camella’, la primera, establece una relación entre una abuela y un nieto de 15 años. Hay miedo a la muerte y por ello también se intensifica la relación entre ellos. Es como agarrarse a la mano de otro porque ambos se necesitan. ‘Mastín’, por ejemplo, es una historia de un perro que ataca a una mujer y eso provoca su unión con el hombre. Sin ese ataque, esa unión probablemente no se habría producido.
P.Es también un libro sobre amor. Hay amores desgastados por rutinas, por años, el amor erosionado. Y luego también está el amor que nace y se extingue, como en ‘Parricidio’. ¿Qué es el amor para usted, para su literatura?
R. La conexión de amor entre dos personas es siempre impredecible. En ‘Mastín’, por ejemplo, esas dos personas se unen por una situación de violencia. Si vives una situación de emergencia con alguien, se fragua algo fuerte. La libertad de alguien está siempre limitada por lo que nos ocurre. Y al final de ‘Parricidio’, la hija y la mujer del gran escritor que ha ganado el Nobel se unen fuertemente tras su muerte. Las dos son de la generación siguiente, están unidas, portan su memoria, pero al tiempo se divierten, posiblemente más que él.
P.Dibuja una generación de jóvenes con títulos a los que nadie espera cuando salen de la Universidad. ¿Está describiendo a la generación actual?
R. Es la generación que ha estudiado, están muy bien educados y son inteligentes, pero no hay trabajo para ellos. Por ejemplo, hay muchos más abogados que trabajos y la gente sigue yendo a estudiar Derecho, y no tienen los recursos y futuro que había en los sesenta o setenta, cuando yo estudiaba y había trabajo para todos. Ahora no. Les llamamos walking wounded, los Heridos Vivientes.
P.¿Son el resultado de la crisis o de un modelo que ha muerto para siempre?
R. Es básicamente económico. Muchos trabajos tradicionales se han ido a otros países, China, Tailandia, donde se paga poco. Trabajé un tiempo en Detroit y pude ver cómo se han cerrado las fábricas, las empresas.
P.¿Cuál es el futuro para estos jóvenes?
R. No me toca decirlo, pero es una cuestión política y económica, y también una crisis moral. La gente está perdiendo la orientación, no tienen trabajo, son excelentes, inteligentes, yo simpatizo mucho con esa gente y quiero escribir sobre ellos. Quiero escribir más de esa generación.
Joyce Carol Oates posa en los jardines de la Universidad de Princeton. /FERNANDO SANCHO
P.¿Hay algo positivo en esta crisis?
R. Posiblemente la próxima gente mire más hacia dentro. Los que no consiguen montar empresas o tener trabajo tal vez miren más hacia el interior, al arte, tal vez sean más religiosos, o más interesados en trabajo social. En medio ambiente.
P.¿Cómo le gustaría que se describiera su literatura? Hay definiciones que van desde lo gótico hasta el realismo psicológico o novela política.
R. Me interesa sobre todo el realismo psicológico, y en la literatura gótica o surrealista los personajes siguen siendo coherentes y psicológicamente reales. Cuando tenemos sueños por la noche, los sueños son surrealistas y fantásticos, pero nosotros somos reales y el sueño puede ser deconstruido, se pueden ver sus raíces en la realidad. Política, culturalmente y en términos de sociedad soy una escritora realista. Pero uso técnicas de gótico y surrealismo para explorar en el interior de la imaginación. En estos cuentos también.
P.¿Qué no se ha dicho de su literatura aún?
R. Tengo un humor negro, humor moderno también. Me gusta ver cosas irónicas y graciosas además de trágicas. Posiblemente estoy muy implicada en el amor, en las relaciones entre la gente. La mayoría de las historias aquí son de gente amarrada los unos a los otros. En ‘Desapariciones’, por ejemplo, personas que viven juntas desde hace tantos años y envejecen juntas, hay un triste sentimiento de pérdida, de que uno empieza a enfermar, desaparecer, estar menos presente. He perdido a cierta gente en mi vida, y primero empiezan retirándose. Te das cuenta de que ya no sabes tanto de ellos, de que ya no hablas mucho con ellos, así que imaginé esta sensación de desaparición.
P.¿Le resultó difícil escribir sobre la desaparición de su marido? Escribió Memorias de una viuda en 2011 y él murió en 2008.
R. Bueno, no podía hacer ninguna otra cosa. Estaba rota en mi concentración, y muy inquieta. La pérdida de mi marido fue una catástrofe emocional y no podía escribir. Tenía una novela acabada, así que la reescribí para hacer algo, Little Bird of Heaven. La reescribí y cada día tenía trabajo que hacer, el mío y el de mi marido. Y el trabajo administrativo. Así que no abordé ese libro como abordo ahora la escritura de ficción, sino desde el corazón. Avanzaba en mi diario más que en la máquina. Después de un tiempo, cuando vi que tenía unas doscientas páginas, me di cuenta de que no es que fuera difícil, es que era algo que podía hacer y no otras cosas. Cuando tienes una pérdida así es bueno trabajar, yo daba clases, está bien no sentarse sola y deprimida. Es bueno trabajar. Y estoy satisfecha de ese libro.
P.¿Cuál cree que es su obra maestra, o está aún por llegar?
R. [Ríe sorprendida]. Tal vez está aún por hacer. Acabo de terminar una gran novela, An American Book of Murders, sobre las complejas divisiones en la sociedad americana entre los liberales, muy educados, y los conservadores, muy religiosos, antidivorcio… Tenemos una división política muy grande aquí entre derecha e izquierda. La acabo de terminar.
P.¿Es la obra maestra?
R. No sé, siento que es una de mis grandes obras, muy compleja. Tengo familias en ambas partes, educadas y no educadas, americanos que van a la universidad y otros que no tienen buenos trabajos, tipo Walmart. Pero simpatizo con ambos extremos.
P.¿Y las mejores, si tuviera que elegir? ¿Blonde por ejemplo, su reconstrucción de Marilyn Monroe?
R. Es una de las más ambiciosas. Sí.
P.¿Es de la que está más satisfecha?
Blonde’ es mi obra más ambiciosa. Planeaba 150 páginas y pronto se impregnó de la vida americana y se hizo épica”
R. No pienso en esos términos. Es como cuando tienes varios amigos, no eliges, cada uno tiene sus cualidades. Me gusta mi novelaCartaghe, sobre un veterano de la guerra de Irak que vuelve a su pueblo. Fue muy sentida. Me gustan los sentimientos que tuve mientras escribía esa novela. Mudwoman es una novela muy emocional e íntima. Todas tienen parte de mi corazón. Blonde fue muy ambiciosa. Tenía originalmente 1.400 páginas y la corté a 900.
P.¡Y el plan era de 150!
R. Sí, empezó así. Pero fue como un experimento, se fue impregnando de la vida americana y se convirtió en épica. Fue muy emocionante, pero también muy exigente.
P.¿Y le resultó más difícil por estar basada en la realidad?
R. Creo que fue mi novela más difícil de escribir porque tiene muchas historias subsidiarias: la era McCarthy de los cincuenta, la cultura popular, las películas, la vida pública, Arthur Miller, que conozco un poco, Joe DiMaggio, John F. Kennedy y también una mirada a la privación de derechos en América, gente que era pobre pero muy determinada, que quería crecer en sociedad. A mí me impresionó de Marilyn Monroe que siempre tomaba clases: de canto, de interpretación o de baile. Aunque fuera famosa, quería aprender más, no como otras actrices de su tiempo como Elisabeth Taylor o Ava Gardner, que no estaban interesadas en aprender más, sino en actuar como eran.
P.¿Y para usted es más satisfactorio escribir sobre realidad o inventar ficción?
R. Yo sitúo a mis personajes en sitios reales, para mí los escenarios son muy reales. Y la situación política y la atmósfera son reales. Pero la mayoría de la gente es ficticia. No completamente inventadas, tienen compuestos de gente que conozco, pero no escribo sobre gente real. El modelo de ‘Parricidio’ es Saul Below, pero no es realmente él. Ahí hay un poco de Philip Roth, de Norman Mailer, todo junto, pero sobre todo Saul Below.
P.¿Cómo trabaja? ¿Es más difícil planear la obra, escribir o revisar?
R. Es importante planearla con cuidado. Planeo durante meses, lo planeo todo, tomo notas muy cuidadosamente, tomo muchas notas, tengo una línea y empiezo a escribir diálogos y escenas, y para cuando empiezo a escribir la novela tengo mucho material. La parte más difícil es escribirla. Pero mientras tomo notas puedo despertarme en mitad de la noche y trabajar. Revisar es la parte más fácil.
No creo que a ningún escritor se le entienda completamente
P.Pero para usted revisar es reescribir.
R. Sí, reescribo mucho, pero eso no es difícil. La parte más difícil es escribir el primer borrador, es duro.
P.Y cambia mucho del primero al definitivo.
R. Sí. El mejor ejemplo es Blonde, llegó a 1.400 páginas, iba a ser 150 y acabó en 900. Pueden cambiar muchas cosas.
P.¿Cuándo está más feliz?
R. Cuando acabo una parte, un capítulo, y lo reviso. Cuando siento la satisfacción de que algo es ya lo más fuerte que puede ser y me muevo al siguiente capítulo. Siento que estoy construyendo un puente, que cada parte es fuerte y se sostiene, y vuelves y podrías hacerlo de nuevo, pero hay cierta satisfacción en las escenas, en las relaciones entre la gente.
P.¿Cree que la literatura norteamericana es hoy la más importante del mundo o está viendo nuevas tendencias?
R. En la literatura americana de hoy tenemos mucha gente cosmopolita que viene de otros culturas. Salman Rushdie, por ejemplo, vive aquí, pero sus escrituras están basadas aquí o en India, o Inglaterra, podría ser en España. Vive aquí, pero podría vivir en otro sitio. Es un buen ejemplo de un escritor contemporáneo internacional. Es un ejemplo de escritor global, como la chino-americana Amy Tan; Boris Fishman, ruso judío americano; Colm Toibin…, son ejemplos de escritores globales. Viven en América, pero aportan muchas cosas. Yo soy escritora americana y estoy enfocada en América porque no conozco otras culturas, pero hay tanta gente internacional. La literatura americana de hoy no es solo ya la de una generación más americana como Faulkner, Mailer, etcétera. Es global.
P.Usted ha querido llegar al alma de la gente y retratarla. ¿Lo ha logrado?
R. Sí, creo que sí. He escrito tanto, y es lo que la gente dice. La gente dice que he escrito sobre experiencias que han vivido.
P. Su ensayo Del boxeo lo convierte en metáfora de la vida y de la escritura.
R. Es la lucha entre dos personas en el ring, frente a una audiencia, y tú solo eres capaz de ganar a tu oponente si tiene fallos. Pierdes si no te puedes defender de él. Es una parábola de la vida: ganas salvo que tengas unos fallos en tu técnica, no es solo que tu oponente sea fuerte, sino que tú tengas debilidades. Y a veces no tenemos suficiente valentía.
P.¿Cree que usted ha ganado los grandes combates, como los boxeadores?
R. No, no creo. Cada proyecto es un nuevo desafío.
Reescribo mucho, pero eso no es difícil. La parte más difícil es escribir el primer borrador, es duro
P.¿Cree que ha sido entendida por los lectores?
R. Por algunos. Por algunos escritores y algunos lectores. Pero no creo que a ningún escritor se le entienda completamente.
P.¿Cuál es la lección más importante que da a sus alumnos?
R. Les enseño a ser críticos con su escritura. Escribir requiere una facultad crítica y les intento inculcar eso.
P.¿Tiene amigos de confianza a los que dar sus borradores?
R. No.
P.¿Toma todas las decisiones sola?
R. Mi marido me lee, pero no es un crítico. Mi amigo Richard Ford se lo lee a su mujer y ella hace crítica. Jean Didion y John Gregory Dune se lo dan todo, pero yo no he tenido una relación así.
P.Hablemos de la estructura. ¿Cómo encuentra la voz, el tono, la estructura? ¿Cómo lo decide?
R. Es muy intuitivo, paso mucho tiempo buscando la voz, es la parte más difícil en la etapa de planificación. Debo encontrar la voz exacta. Las frases pueden ser cortas, largas, poéticas, pero esas voces están elegidas muy cuidadosamente para reflejar el carácter de los personajes. Hay distinta gente y distintas voces, y además una voz interior de cada personaje, que puede tener dos o tres voces. Elijo los nombres muy cuidadosamente, los escenarios…, paso mucho tiempo con ello. Tengo una lista de nombres para mi próxima novela, por ejemplo, es muy poético, muy fuerte, nombres de pueblos, de ríos, de valles… El trabajo de la literatura es un trabajo de arte que tiene cualidades musicales, y para mí es muy atmosférico. Es como si estuviera creando un mosaico en tres dimensiones: el tono musical, los momentos de belleza, momentos de poder… y sentido de comprensión de lo que la gente ve. Pero es de una forma intuitiva.
P. ¿Lo lee en alto?
R. Puedo oír la voz en mi cabeza. Sé los finales de las novelas, tengo una imagen, por ejemplo, dos personas agarrándose las manos, y trabajo hacia ese final. •