Amigos literarios: Abril, martes 3: llevo cuentos en poupourrí, todos de 10 puntos, rusos, argentinos, anglosajones, italianos, etc…. El azar nos dirá cuáles leeremos, hay también anónimos y costumbristas geniales, pero todos de 10 puntos… Mientras, lean esta poeta finlandesa, que tiene poemas con finales a la O ‘Henry estupendos; ella es EEVA KILPI, tiene unos 90 años actualmente. Algunos son muy cómicos, ya subiré otros, es genial, distinta… Edito 4 fotos de esta simpática y genial poeta:
Eeva Kilpi, 90 años (Finlandia, 1928)
Nacida en Karelia, región que dejo de ser finlandesa para siempre durante la II Guerra Mundial, Kilpi fue ‘descubierta’ en Europa en los años 80 con una obra poética marcada por el sexo, el feminismo y el humor.
Eeva Kilpi, 90 años (Finlandia, 1928)
Nacida en Karelia, región que dejo de ser finlandesa para siempre durante la II Guerra Mundial, Kilpi fue ‘descubierta’ en Europa en los años 80 con una obra poética marcada por el sexo, el feminismo y el humor.
Dime si molesto,
dijo él al entrar,
porque me marcho inmediatamente.
dijo él al entrar,
porque me marcho inmediatamente.
No sólo molestas,
Contesté,
Pones patas arriba toda mi existencia.
Bienvenido.
Contesté,
Pones patas arriba toda mi existencia.
Bienvenido.
Cuando una ya no tiene fuerzas para escribir, tiene que recordar
Eeva Kilpi
________________________________________
Cuando una ya no tiene fuerzas para escribir, tiene que recordar.
Cuando una ya no tiene fuerzas para fotografiar,
tiene que ver con los ojos del alma.
Cuando una ya no tiene fuerzas para leer,
tiene que estar lleno de narraciones.
Cuando una ya no tiene fuerzas para hablar,
tiene que resonar.
Cuando una ya no tiene fuerzas para andar, tiene que volar.
Y cuando llegue la hora,
una tiene que desprenderse de los recuerdos,
de los ojos del alma, dejar de soñar,
callarse y plegar las alas.
Pero pase lo que pase, sigue la narración, sigue.
Eeva Kilpi
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Cuando una ya no tiene fuerzas para escribir, tiene que recordar.
Cuando una ya no tiene fuerzas para fotografiar,
tiene que ver con los ojos del alma.
Cuando una ya no tiene fuerzas para leer,
tiene que estar lleno de narraciones.
Cuando una ya no tiene fuerzas para hablar,
tiene que resonar.
Cuando una ya no tiene fuerzas para andar, tiene que volar.
Y cuando llegue la hora,
una tiene que desprenderse de los recuerdos,
de los ojos del alma, dejar de soñar,
callarse y plegar las alas.
Pero pase lo que pase, sigue la narración, sigue.
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