Yo
creo que, en primer lugar, la apariencia que yo doy, lo que puedan pensar, lo
que puedan representar tiene que ver muy poco con la realidad. Solamente una vez
en mi vida he dado un puñetazo, cuando tenía quince años y nunca lo he olvidado.
Salía con una chica y me molestaba un tipo. Pero, soy consciente de que, a
veces, al intentar definirme físicamente, no soy un tipo duro y no voy por la
vida de tipo duro, pero entiendo esa apariencia, en cuanto a la masculinidad de
mis personajes; no soy totalmente consciente salve en un aspecto -tal vez la
clave está ahí-: yo creo que la derrota define al hombre mucho más que el éxito.
Lo creo firmemente. Por eso, en el terreno literario, me interesan más los
derrotados que los vencedores. Creo que el derrotado ejerce un tipo de
fascinación -a mí por lo menos- un tipo de misterio. De cómo es posible que
siendo el derrotado siga siendo mi héroe, me ha pasado con la literatura, con
las películas y me pasa en la vida real. Creo que la derrota define, explica al
hombre mucho mejor que el éxito. Hemos venido a ser derrotados, finalmente, por
la muerte, claro, pero no me quiero poner filosófico. Desde el punto de vista
temático, me ha interesado mucho más la derrota que el triunfo. Por eso, porque
me permite explicar mejor la condición humana y, tal vez entonces, no sé si eso
provoca fascinación o atracción en una mujer. La imagen que has puesto de un
hombre en la barra de un bar con un whisky derrotado me sigue gustando más que
la de un vencedor en cualquier tipo de lid.
Juan
Marsé
Personalidad literaria y humana del
autor
Conversación con Arturo Pérez-Reverte, Joan
Sagarra y Javier Coma.
Moderada por Beatriz de Moura
***
Para
mí todo eso, tiene que ver con el fracaso, con convertir el fracaso en una
potencia artística, me parece que esa es como la operación maestra de Ruiz, no
ser víctima del fracaso sino ser sujetos del fracaso. Fracaso es una noción que
a mí me parece muy importante, sobre todo en la práctica artística
contemporánea, y diría incluso que el fracaso es lo único que ya diferencia a
esta altura del partido, el arte de lo que no es arte. El arte es lo único que
se permite fracasar, y me parece que Ruiz es como un gran artista del fracaso, y
cuando hace filmes políticos que ponen en juego la relación entre teoría y
práctica no tiene miedo de hacer fracasar esa teoría, esa relación, pero porque
lo que sale de ese fracaso es mucho más interesante de lo que saldría si la
relación fuese feliz y en ese sentido Ruiz es también el clínico, el médico
clínico de su cine enfermo, en el sentido que se dedica a analizar
comportamientos aberrantes, organismos en degeneración, relaciones que no
funcionan y eso es mucho más importante para él que si las relaciones
funcionaran, que si los organismos gozaran de muy buena salud, que si los
procesos se cumplieran como estaban llamados a cumplirse. Me parece que el libro
que estoy escribiendo es un libro va a girar alrededor del fracaso, digamos, en
un sentido muy particular. Me interesa ver si es posible definir el fracaso como
una noción artística, después de los años 60 y 70, y hacer de Ruiz una especie
de apóstol del fracaso, o un gran artista del fracaso.
***
He
escrito algo sobre Fitzgerald, y he leído todas sus biografías y obras críticas,
y he llorado sin freno al final de cada una de ellas como un bebé… es una
historia muy triste.
John
Cheever
Entrevista en The Paris
Review, 1976
Foto:
Francis Scott Fitzgerald y Zelda Fitzgerald
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