El autor es promotor de lectura y coordinador de talleres literarios a nivel superior y medio superior por parte de la Revista Luvina, miembro del equipo de la revista cultural independiente Delta, ha colaborado en las revistas literarias Numen y Vaivén, actualmente cursa el último semestre de la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. (Guadalajara, Jalisco, 1992).
“Comedia”, de Nikos Kazantzakis, resulta muy interesante porque desde un inicio nos encamina hacia dos direcciones distintas relacionadas al género dramático: por una parte el título “Comedia”, nos lleva a pensar que las acciones a desarrollarse son de carácter risible, que los personajes son arquetípicos, y que los conflictos son acciones de la vida cotidiana; por otra parte vemos que la obra es una tragedia dado que los personajes se enfrentan a la fatalidad, al destino, al designio divino, y la conclusión lleva a los personajes a tocar lo ínfimo, dejándolos degradados por los conflictos presentados. No podemos decir que es una tragicomedia dado que estos dos géneros no se asimilan concretamente dentro de la obra. El título tiene el objetivo de llevarnos a una reflexión profunda y está íntimamente ligado a un conjunto de conceptos que signan la obra.
Estos conceptos aparecerán constantemente, ya sea de manera evidente o de manera velada, desde el inicio hasta el final. El concepto que predomina retoma al existencialismo, puesto que nos presenta una forma distinta de la realidad. El primer caso se encuentra en el preámbulo, en donde nos dice: “Esta comedia se representa en el cerebro del hombre a la hora de la agonía cuando el alma se eleva hacia la sublime y totalizante coronación de la vida” (Kazantzakis, 1909). Antes de entrar a la obra el preámbulo nos sitúa en un lugar y momento específicos que nos hacen cuestionar la realidad en donde sucederán los hechos posteriores.
El carácter existencialista se refuerza con la situación de los personajes, dado que se da a entender que están muertos, a pesar de que actúan como seres naturales, por lo que nos remite a esta filosofía espiritual que plantea que el cuerpo muere pero el alma prevalece. Un aspecto existencialista más es la espera de Dios, que nunca tiene su aparición, ya que nos habla de una posibilidad de la vida, posterior a la muerte.
Pasando a un segundo concepto podemos nombrar a la espera, ya que las acciones de todos los personajes se encuentran subordinadas por este concepto. Todos esperan con insistencia la llegada de Dios, y sin embargo éste jamás aparece. Es una espera frustrada que los lleva a quedarse estancados en el mismo sitio, que les impide una trascendencia y los deja en el olvido. Como tercer constante podemos nombrar a la búsqueda, que aparece desde un inicio, con la pareja de ancianos. Estos dos ancianos en sus diálogos nos remiten a la búsqueda del secreto de la vida: “Con triste paciencia yo sólo interrogaba a los pesados libros, pidiéndoles que me dijeran el secreto de la vida”. La pareja de ancianos nos habla de una búsqueda infructífera que termina al mismo tiempo que su existencia. Vemos aquí el fracaso de otro de los conceptos. Un concepto más es el recuerdo, el hecho de develar quiénes son, quiénes han sido en vida, es el recurso que utilizan para darse a conocer, para continuar con la búsqueda de lo que fueron, y de lo que esperan. El par de ancianos nos cuenta el recuerdo de lo que fueron, así mismo, el Asceta y el Obrero hablan de lo que recuerdan haber sido en vida, en donde dejan ver un recuerdo completamente triste y vacío:
EL ASCETA.-­‐ ¿Y tú qué eras en la vida?
EL OBRERO.-­‐ ¿Yo? Nada, nada. Una cosa que trabajaba durante cincuenta años y lloraba y tenía hambre y a la que golpeaban. (Kazantzakis, 1909)
Un concepto más, que no es el último pero que será con el que se hará el cierre del cuerpo, se encuentra relacionado con el espacio, ya que tiene cierta peculiaridad. En primera instancia el preámbulo nos señala una espacialidad abstracta: dentro del cerebro humano. Posterior al preámbulo se encuentra un apartado denominado “situación existencial de la obra”, que nos describe el espacio como un lugar cerrado, en donde hay una puerta que se abre y se cierra constantemente. El espacio limita de cierta forma las acciones de los personajes, ya que todos los presentes se encuentran esperando, en lugar de salir a buscarlo, dado que Dios no llega. Nadie tiene la iniciativa de ir a buscar a Dios, aun cuando pierden las esperanzas de su llegada.
Estos conceptos en conjunto nos remiten de nuevo al título porque de cierta manera nos hace reflexionar la condición humana en la que el hombre se encuentra limitado por una espera falsa, por una promesa incumplida que los lleva a someterse a la resignación. En apariencia la desgracia de estos personajes no es cómica, dado que el sufrimiento de los personajes es terrible. Sin embargo la función de la comedia no radica sólo en el humor como tal, sino que trata de ridiculizar los vicios y los defectos humanos para crear este efecto. De alguna manera la obra ridiculiza a los personajes por su sometimiento y su incapacidad de actuar ante los problemas. Por tanto, la obra se convierte en una burla que degrada estos errores humanos que forman parte de la conducta de la sociedad actual.
Bibliografía
Nikos Kazantzakis: Comedia… Tragedia en un acto. Traducción de Roberto Quiroz Pizarro. En Roberto Quiroz Abismo y Fe: Aproximaciones a la Comedia de Kazantzakis. Santiago: Centro de Estudios Griegos, Neohelénicos y Bizantinos “Fotios Malleros”, 1998.